lunes, 4 de mayo de 2015

Rasga(d) las vestiduras

de Laia López Mánrique





Ellas. Gorriones sobre la tierra negra, carruajes de lúnula, raspaduras. Quiénes son, dijeron: ellas, gorriones sobre la tierra negra, carruajes de lúnula,  raspaduras. [Ellas tienen]: No, ellas no tienen. Ellas guardan deseo. Ganas de hervir.
[Ellas guardan] Palabras y palabras donde hervir. Qué se hierve. Tal vez se hierve quien articula este discurso, estas palabras. Qué se hierba. Crecen a través de ellas los tallos, los tallos en la tierra negra: tallan esta lengua para mostrar la semejanza entre, la obscena semejanza, la disímil; la señalan, le hacen señas, porque no había nadie a quien ceder la imagen más allá del espejo y sí, lo hubo, donde el espejo limita con el suelo, donde limita y hay el suelo, donde se asienta, asiente, y ellas asienten, ellas se colocan en el margen de recorte, su integridad volcada.
Ellas guardan el daño, un daño inscrito: un daño lateral, pronunciado. Un daño ligero como los restos de piel en la muda. Para significar que fueron hubieron de robar una tela estrecha y rijosa y arañarla, para significar que fueron hubieron de asestar el golpe en la crin del caballo, decir: historia, decir: histeria, pronunciar las palabras donde no había palabras sino un zumbido arcano y contagioso (zzzzzzzzzzumbido, lo oiremos antes que las palabras, el zumbido de ellas, zzzzzzzzzumbido, llegará antes que las palabras dibujando sus llagas su música, antes que las palabras el sssssssssilencio dispuesto en la mesa como un mantel lleno de migajas, promontorios.)

Ábsides bajo la tierra negra, bajo la tierra crecen , añoran y buscan, bajo la tierra las fieles, las taimadas, hacen chocar sus uñas contra el primer estrato y el segundo estrato y el tercer estrato (...) porque no entienden lo que es la muerte, porque la muerte en ellas se extiende y extendiéndose existe como una forma de vida otra, ellas zzzzzzzzzumban, broncas y livianas en la transfiguración, surcan, acarician con la yema abierta la tierra que las expulsaba.


Tomado de: http://revistakokoro.com/