sábado, 11 de abril de 2015

Buenos Aires

del poemario aún inédito Las niñas que no saltan del tejado

de Miryam Hache




El verano era un montón de habitaciones de hoteles
con aire acondicionado,
de dibujos animados en otras lenguas.

Las otras estaciones eran Buenos Aires.

Buenos Aires también era la escuela,
un puñado de libros en inglés,
la casa,
siempre
los padres
siempre.

La televisión en castellano
y mis palabras en la calle.

El tango en las radios de los vigilantes.
El olor de la leña o del carbón.
Mi odio hacia ese incesante ruido futbolistico
de fondo
de domingo
de todos
de siempre
de padre.

Todas las panaderías,  
las heladerías,
todos los parques,
las plazas
-el dinero no existía
o mis padres eran el dinero-

Las numeraciones altísimas de las avenidas.
La anchura del asfalto y los empedrados que resisten.
Todas esas librerías.
El humo negro de los colectivos.
La justicia del sol.

Los bustos de asesinos
y la historia nacional muy mal contada.

Buenos Aires casi era el mundo
y el resto de países
un viaje en taxi muy largo,
luego Ezeiza, el avión,
la historia viva en los edificios,
pedazos de monumentos esculpidos en el oro,
los negros,
una maya entera
y tantísimo sol pelándome
la piel de la nariz.

Buenos Aires era mis palabras en la calle
yo,
yo era otra hace cuatro poemas
y hoy mi ciudad
es 
una fotografía de mi misma
que varía con el tiempo.