jueves, 30 de abril de 2015

Detrás de la puerta

de Miryam Hache





Me acerco despacio porque ya sé. Aunque le tapes la boca. Será por mi piel algo manchada. Por esta voz que te despierta maternal y ronca. Por todos estos años que me dejaron tan abierta de hijos. De silencio. Expandida sobre el mundo como una cosa derretida. Sé que si estás así no escuchas mis pasos en el pasillo, la manera que tengo de avanzar descalza sobre la alfombra no, no sabes nada, nunca, que hoy pude salir más temprano, por ejemplo, que ya estoy frente a la puerta del cuarto, bajando sigilosa el picaporte mientras apenas respiro, que ahora sí, podré irme para siempre de esta casa porque te detesto, porque terminaré de abrir la puerta de par en par y te encontraré, tan como estás: recostado sobre la cama, leyendo el periódico, solo. Tan solo.