martes, 28 de abril de 2015

Fragmento de la novela "Quema" (inédita) de Miryam Hache





Antes de todos mis viajes. Emerjo de la sala de partos, mamo de los pechos de mi madre. Ella me alimenta y me contempla. Ella que sabe más de mi que yo misma. En ese instante. Ella que me nombrará y me dirá quién soy. A mi, que soy su primera hija, que la torno diosa y la redimo del olvido. Todavía tengo los ojos cerrados pero ella puede mirarme mientras lloro. Desde arriba. Todavía no tengo miedo, o sí, soy y lloro, no callo, tardo cuarenta horas en nacer, eso me dirás después. Que nací nerviosa, que fui una niña nerviosa, insatisfecha. Atención: cualquier historia puedo creerme sobre aquel tiempo en el que yo no tenía memoria.

Créanse que esto es mentira porque es literatura. Gracias. De verdad. Gracias.

Yo-le-tenía-miedo-a-todo-lo-que-no-fueras-vos-mamá.

Quiero escribir una novela. Percibir la textura de cada palabra, hallada secreta en el fondo de mí. Oyes aquella llama hollada que ha sido hallada, y llama, como una árida llaga, y llega. Y nos llega.

Parir novelas. Como ríos que se cuentan. Como fuentes-dinamita. Como sacos sin fondo envueltos en libros.

Miedo porque vos eras mi madre y eras el mundo. Y no una mujer.


 ¿Qué carajo es una mujer? Que alguien me explique.