Los días rebotan como
pelotas en mi pelo
el espejo del baño es
todos los espejos
y mi reflejo un
personaje
que tapa
la lentitud de mis
finales,
esas arrugas o
advertencias
esos trastornos de la
piel.
Mientras
paso y paso y paso
bajo mi único nombre.
Ya escribí que soy
transoceánica
multigeográfica
todas las errancias de
las mujeres beat veladas
de los perros sin raza
hijos de nadie
los anónimos muertos
de sobredosis en raves
las escritoras
postrománticas suicidas
los mendigos y sus
cartones y sus carros de la compra
su horizontalidad y sus
botellas en las puertas de los bancos
—acristalados
como obras de arte
que turistas imbeciles
fotografían
como si fueran postales
de carne—
las actrices antiguas
grabadas sin color
eternidazas entre el
humo del glamour de los treinta
los acróbatas
circenses de otro siglo
las piernas que danzan
el folklore balcánico en Nueva York
las gargantas femeninas
de Serbia,
los deformes de Arbus,
los asesinos de
Hitchock,
mi ego es tan grande
que soy toda la belleza
posible
la otra realidad bajo
las urbes
soy el fucking infinito
encajado en un cuerpo.
Soy una más de las que
escribe
para ir más adentro
del mundo.
No rutina
pausa repetida
un paréntesis
entre
toda
esa
belleza
que dejo.